jueves, 13 de mayo de 2010

Casi, casi...la reconcha de la lora!

*Nos vamos a tener que conformar con verla en figurita



Viernes 7 de mayo
Me desperté a la mañana con el timbre del teléfono. “Pero quien carajo llama a esta hora…uy, que mañana ni qué mañana, son las doce del mediodía”.
-¿Hola?
-¿Tons qué viejo, cuál es el plan B?
-Ah, Mauricio ¿cómo andás? ¿qué plan B?
-Ah ¿no te enteraste?
-No ¿qué cosa?
-No nos dieron la visa…y Javo deja la banda.

El día anterior (Jueves 6 de mayo)…
Estábamos ensayando los temas nuevos de Pachanga que habíamos terminado de componer unos días atrás: “Magali”, “Agua de rosas” y una champeta que todavía no tiene nombre.
-Oye, recién me llamó mi mamá. Me dice que llegaron los pasaportes pero que la entrega es personal, así que tenemos que llamar a la embajada para que los vuelvan a mandar mañana -le dice entusiasmado Mauricio a Javier, mientras hacíamos una pequeña pausa en el ensayo.
-Seguro que se la dan- les digo a los chicos.
-Sí boludo, como no se las van a dar. Ahora tenemos que armar el show infalible –opinaba Valerio-, que funcione en todos lados.
- Sí, tenemos que enloquecer a esos gringos.

3 días antes (Lunes 3 de mayo)…
-Oigan muchachos. Ya está la programación, tenemos cuatro fechas: el 20, 21, 22 y 23 de mayo. Y adivinen que: tocamos en la inauguración.

5 días antes (Miércoles 28 de abril)…
Recién llegados a Bogotá después de un show del Che trió en Armenia ocho horas antes, lo llamamos a Javier.
-Oiga marica, ahora al mediodía tenemos la cita en la embajada. Tenía miedo de que no llegaran. Si perdíamos la cita, la próxima fecha era para el 20 de mayo- le dice Javier a Mauricio.
-Ah, ok. Listo. ¿Y sabes si llegó la carta?
-Si, sí. Desde allá mandaron a la embajada la carta de invitación firmada por el alcalde. Yo llevo una copia por las dudas.
-Ok, nos vemos allá.

17 días antes (11 de abril)
-Che pajero, le conté a mi vieja. La encontré en el messenger y no me pude aguantar.
-Yo también marica.
-¿Ah sí? Vo sabés que se me caían las lágrimas mientras le contaba…fo, ya veo que no pasa nada y quedamos como unos pelotudos.

El día anterior (10 de abril)…
Estaba esperando a los muchachos en mi departamento de Quito, a unas cuadras del parque Ejido. La noche anterior nos habíamos enterado de la noticia con Javier, pero no le habíamos podido comunicar a Valerio y Mauricio porque no teníamos los teléfonos de sus domicilios. Primero llegó Valerio y después Mauricio. Antes de saludarlos ya les estaba contando: “Vamos a comprar unas cervezas para festejar muchachos, ¡que en un mes cruzamos el charco, carajo!”.
Estábamos brindando, locos de contento, cagándonos de risa, soñando con lo que vendría.
-Boludo, por fin nos llegó la oportunidad. Esto va a ser un antes y un después para la banda, puede ser el trampolín que necesitábamos.
-¡Que linda que es la vida!
Mi amiga la Sofi, que me estaba alojando en su departamento, escuchaba todo pacientemente mientras nos cocinaba unas pascualinas, hasta que en un determinado momento se acercó y se animó a interrumpir semejante jolgorio:
-Chicos, no festejen tanto ni abran mucho la boca, no vaya a ser que no pase nada. Si se lo andan diciendo a todo el mundo la energía se dispersa y se pierde el objetivo.
-Uy si, tenés razón. Mi vieja me había dicho lo mismo hace mucho tiempo, eso de no contar los proyectos porque después no se te cumplen…si che, no le contemos a nadie hasta no tener los pasajes en la mano.
-Sí, mejor. Además nos tienen que dar la visa primero. ¿Ustedes precisan visa? –nos pregunta Mauricio.
-Viejo, los argentinos somos gente bien –le digo bromeando en tono irónico. No somos como ustedes los colombianos: narcos, terroristas, ladrones…
-Hijo e’madre.
-No pajero, como no les van a dar la visa si el mismo país te está invitando. Sería absurdo.
-No me extrañaría. A los colombianos nos llevan en la mala en todos lados.

Un día antes (9 de abril)
-Vo sabés que creo que no anda eso del “Contacto” de la página de Pachanga -le digo a Javier que había ido a ensayar a mi departamento. Los mensajes que nos escriben creo que no están llegando al correo.
-¿A ver? Probémoslo.
-Dale ¿cómo era el correo de Pachanga?
-Uy, hace muchísimo que no lo reviso. Eh…ah sí: pachangacaliente@gmail.com
-Aja, ahí está. Ah mirá, hay bastantes mails sin leer. ¿FIMU? ¿Qué será eso?
-¿FIMU? –preguntó Javier sorprendido, acercando la cabeza a la pantalla de la PC.

16 días atrás…
Belfort, the Wednesday, 24 March 2010
Dear Sir,
We are glad to inform you that the application of your group the PACHANGA for the 24° International University Music Festival has been accepted. This year the FIMU will take place on the 22nd, 23 th and 24th May 2010.
We confirm you that the Festival will cover all the food and accommodation expenses of the group.
Taking in account our budget, we can offer you the following amount : 2000 €., as a participation in your travel expenses. This will be handed to the head of the group on your arrival.
On the following weeks we will give you more complete details about your stay and concerts dates and venues
If you have any question, please feel free to contact us.
Yours faithfully,
Richard GORRIERI (Festival manager)

9 meses antes en el Cusco
-Ustedes tendrían que ir a tocar a Francia, a mi ciudad, Belfort. Todos los años organizan un festival buenísimo, donde invitan grupos latinos desconocidos. El año pasado había una banda de Ecuador.
-¿Ah sí? ¿Y cualquiera puede participar o qué?
-Sí, sí. ¿Tienes internet?
-Sí, sí.
-Ah mira, te muestro unas fotos.














Solo dos bandas latinoamericanas habían sido seleccionadas para el festival, nosotros y Papá Chango. Esta última es una banda ecuatoriana famosísima, que tiene un video en el puesto N°1 del ranking de MTV y varias notas en la revista Rolling Stone. Era la tercera vez que aplicaban para el festival y por fin los habían aceptado. Y a nosotros...nos cortaron las piernas.
"Libertad, igualdad y fraternidad"...las pelotas!!

viernes, 7 de mayo de 2010

Pereira: "El Liverpool pachanguero"


Cuenta la historia que un argentino de apellido Pereira (apellido bien argento si los hay) donó sus tierras para la fundación de una ciudad que hoy lleva su nombre. En esas tierras, en pleno eje cafetero colombiano, crece hoy el mejor café del mundo y, también, se produce la mejor cocaína del planeta. Rodeada de bellas fincas, la mayoría en manos de “traquetos” (los famosos narcos), y poblada por hermosas mujeres, Pereira fue el pueblo donde se criaron los colombianos de Pachanga.
Como un turista en Liverpool, la ciudad donde nacieron los Beatles, al que seguramente lo llevan a los “campos de frutilla” o a “Penny Lane”, Mauricio (cantante de Pachanga) nos llevó por todos los lugares relacionados con sus vidas, con su feliz adolescencia en esta hoy pujante ciudad: “En esta iglesia se casaron mis padres”, “Acá nació el Negro” (ex-percusionista de Pachanga), “Este era mi colegio”.


*Mauricio volviendo a las raíces

Caminando por la noche aguardentosa de Pereira muchas de las letras de Pachanga cobraban sentido para nosotros, pero un sonido familiar nos sacaba permanentemente de contexto y nos llevaba de vuelta al Río de la Plata. Era el tango porteño saliendo de los parlantes de los bares en sonoro borbotón. Nos metíamos en “El Pavo”, el bar con la cerveza más barata de la ciudad, donde estaba lleno de jóvenes bebiendo con tango de fondo y con la foto de Carlos Gardel colgada en la pared.
En mi tercera visita a este país hermoso, la gente no deja de sorprenderme. A pesar de nuestra triste fama mundial de “soberbios” y “egocéntricos” (gracias porteños), en Colombia nos aman a los argentinos. En todos lados donde abríamos la boca y dejábamos entrever nuestro acento (y la famosa shhh…con que pronunciamos la “Y” y la “ll”) hacía aparición la famosa generosidad y hospitalidad colombiana: nos invitaban a beber, a comer, a fiestas privadas en lujosas fincas.

*En la finca de Fernando (Tío de Mauricio)

Nunca nos fue tan bien como en Pereira. Lamentablemente no pudimos tocar con Pachanga porque Javier (el guitarrista) se fue de mini-vacaciones a Cartagena con su novia, pero salimos con todo con “Los Discípulos” en formato trío, con Mauricio en la percusión y adaptando el repertorio con más rock argentino (Soda Stereo sigue pegando como si recién hubiera salido “Dynamo”). A todos lados donde íbamos a preguntar para tocar nos decían “Hágale”. Nunca conseguir trabajo nos había sido tan fácil. Y hasta nos llevaron a la radio para hablar sobre nuestra música y nuestro viaje y, por primera vez en Colombia, sonó nuestro tributo a Carlos Alberto Valderrama a través de los aparatos de radio de los hogares pereiranos.

*En la radio municipal de Pereira



Nos fue muy bien en todos los bares y restaurantes “gomelos” (chetos) en lo que tocamos, que estaban casi siempre atestados de gente que cantaba con nosotros. En esos días sentí que habíamos ganado mucha cancha y experiencia en lo que respecta a manejar el público, a animarlo, a tender ese puente de contacto con la gente que tan importante es para un show en vivo.
Durante esas noches de música sazonada con ron y aguardiente que nos mandaban de las mesas del ferviente público Paisa, estrenamos “El Pibe” en tierras colombianas en versión acústica con la esperanza de vender discos de Pachanga para solventar los numerosos gastos que nos esperaban en Bogotá. Y de hecho que vendimos.
Y gracias al “Loro”, un viejo amigo de Mauricio, dueño de una cadena de restaurantes llamada “Wingz”, hicimos una pequeña gira por el eje cafetero tocando en los “Wingz” de Pereira, Manizales y Armenia.


El Che Trío



Algo que nos pasó siempre con el show acústico fue cierta incomprensión del nombre del dúo. Cuando nos preguntaban “¿cómo se llaman?” y les decíamos los “Discípulos de Alkachofa”, nos respondían con “¿Qué?”, “¿Discípulos de qué?”. Así que decidimos cambiar el nombre, aprovechando lo exótico y atrayente de los argentinos en Colombia, por el más marketinero y comercial de “Che trío”. La verdad es que todavía no estamos seguros del cambio de nombre y lo sentimos como una traición a nuestro mentor, el gran “Alkachofa”, al que conocimos en los primeros días de nuestro viaje por las calles de Valparaíso. “El que debería sentirse un traidor soy yo”, nos dijo Mauricio cuando escuchó nuestra duda con el nombre, que de un pincelazo había sido transformado en “Che”. Pero le dijimos que no era ninguna traición, que simplemente era nuestra forma de llamarlo: “Che Rolo” (se les dice rolos a los bogotanos).
Desde acá le agradecemos al gran Fernando Gómez (tío de Mauricio) y a su familia, que nos alojaron gustosamente dos semanas en su casa del barrio Corales de Pereira.


*Fernando, borracho hasta la médula.


*El sobrinito, en sus raros momentos de sobriedad