miércoles, 26 de enero de 2011

Bocas del Toro y una "Misión Tropical"


Arrancando el 2011 con todo en Bocas del Toro

En medio de las sesiones de grabación de nuestro segundo disco en Ciudad de Panamá, se nos vinieron las fiestas de fin de año y decidimos ir a pasarlas a Bocas del Toro, unas islas del caribe panameño cerca de Costa Rica. El 2011 arrancó con todo: nuestros mejores shows en Bocas, mucho trabajo y una "Misión" que nos tiene desvelados.


Se vino la Pachanga

Nueva banda en el pueblo
Llegamos a Bocas del Toro y fuimos derecho a la casa que habían alquilado Laura, Yankel, Pipo, Ceci, Eli y Tavo, amigos viajeros que vamos cruzando en diferentes puntos de Latinoamérica y con quienes pasamos una navidad increíble.
El mismo día en que llegamos, debutamos en el bar Toro Loco como "Pachanga". Hasta entonces nos llamábamos Che Trío, nombre que se nos había ocurrido en Colombia y que había funcionado perfectamente en Colombia, por la gran simpatía que tienen los colombianos por Argentina y por su música. Pero en Panamá, y sobre todo en Bocas del Toro, la cosa cambió. En Bocas se habla más inglés que español; los dueños de todos los bares, restaurantes y hoteles son gringos, y hasta los lugareños hablan en inglés, o mejor dicho en “patúa”, un inglés africanizado que trajeron los negros jamaiquinos que llegaron a Panamá para la construcción del canal y que después se instalaron en las islas.
La mayoría de nuestro público era ahora de los Estados Unidos y ni sabía donde estaba Argentina. Así que el nombre Che Trío nos quedaba obsoleto, pero la duda sobre como debía llamarse la banda ya nos había surgido cuando entramos a grabar el disco y nos preguntamos con qué nombre lo editaríamos, porque Che Trío no nos parecía apropiado para una banda de temas propios.
Por ahora, decidimos volver al nombre de nuestra antigua banda “Pachanga”, que nos parecía más entrador. Pero todavía no estamos seguros de como seguir de acá en adelante, con el disco y todo lo que venga. Ayudennos a decidir el nombre participando en la encuesta a la derecha del blog. Hay tres opciones: seguir con "Che Trío", volver a "Pachanga" o arrancar de cero con un nombre nuevo que se nos ocurrió: "Kutimba" (un dato a tener en cuenta: hay una banda de reggeton puertoriqueña que se llama Pachanga y unos viejos que tocan tango que se llaman Che Trío).

Con toda la gurisada en Cayo Zapatilla




Nuestro Gran Casamiento Gringo
A partir de ese primer toque con Pachanga en Bocas, se corrió la bola y nos hicimos conocidos, éramos “la novedad” en el pueblo y tocábamos en todos lados. Pero la noche especial fue cuando tocamos en el casamiento de una pareja estadounidense en el hermoso hotel “La Coralina”, a las afueras de la ciudad. Fue el mejor toque de nuestra historia en cuanto a recaudación: entre nuestro caché, propinas y ventas de discos (vendimos diez discos y se quedó gente con la plata en la mano por falta de stock, otro record), nos hicimos 500 dólares!! Una verdadera fortuna para nosotros, especialmente porque con esa plata nos alcanzaba justo para comprarnos un Ford Escort que nos habían ofrecido (acá los autos son baratísimos por los bajos impuestos); finalmente no pudimos concretar la compra porque ninguno de nosotros tenía licencia de conducir vigente.


El toque del año


Otro momento especial, tal vez el mejor toque desde que salimos de Argentina hace casi ya dos años, lo vivimos en la discoteca “Iguana” en las primeras horas del 2011. Ya para fin de año éramos una banda solicitada: nuestro celular no paraba de sonar y nos llovían los contratos.
Para la fiesta del 31 de diciembre, nos contrataron los del Hotel La Coralina después de vernos en el casamiento. Empezamos a las nueve y terminamos pasaditas las doce, no sin antes hacer la cuenta regresiva mientras tocábamos (el famoso 10, 9, 8…que tanto les gusta a los gringos). Brindamos y salimos para “Iguana”, en donde teníamos que tocar a la una.
Al cruzar por la puerta de “Iguana” me agarró un cagazo de "padre y señor nuestro". Nos teníamos que enfrentar a una discoteca totalmente repleta de gente, algo a lo que no estamos acostumbrados, y yo con mi voz super desgastada después de haber cantado dos horas y media en el show de la Coralina, una hora antes.
Para nuestra sorpresa, el lugar estaba lleno de argentinos (a partir del 30 de diciembre nos habíamos percatado de la llegada de varios compatriotas, hablando a los gritos y regateando precios en todos lados, pero hasta esa noche no habíamos tomado conciencia de la enorme cantidad de argentinos que habían invadido Bocas del Toro).
Una vez arriba del escenario, me tranquilicé al ver a todos los amigos que habían venido a “hacer el aguante”. La discoteca parecía una cancha de fútbol por los cantos de los pibes que se hacían escuchar por sobre la muchedumbre, que por momentos los acompañaba. Era como estar en un recital en Argentina, sintiendo esa energía tan particular del público argentino donde se mezclan los rituales de la hinchada de fútbol con los del concierto de rock. Sonaron los primeros acordes de “Me gustas tú”, canción con la que abrimos el show, y los nervios se fueron a la mierda; de ahí en adelante fue pura fiesta.

Bastimentos y el día después

En la playa Redfrog de Bastimentos

El verdadero reto lo tuvimos al día siguiente. Nos habían contratado para tocar el 1° de enero en la playa “Red Frog”, en la isla vecina de “Bastimentos”. Después de la agotadora noche del 31 (y de la terrible fiesta que nos pegamos), nos tuvimos que levantar al otro día a las 11 de la mañana para estar tocando a las dos de la tarde. Obviamente llegamos tardísimo, muertos de cansancio, con dolor de cabeza y mi voz a la miseria. Pero sacando la poca energía que nos quedaba y poniéndole onda, pudimos terminar un show que parecía imposible.
Mi sorpresa llegó cuando lo encaré al gringo Kell -dueño del bar de la playa- para cobrarle después del show. Me esperaba un regaño por la tardanza y su indeferencia con nuestra música por lo desganados que sonamos (y sobre todo por el pésimo estado de mi voz, que se cortaba cuando intentaba llegar a las notas altas). Pero al contrario, le había encantado. Nos contrató para todos los sábados y nos incluyó en el pago dos noches por toque en un hotel de lujo. Pocas veces estuvimos tan a gusto como en el Bocas Bound Hotel de la paradisíaca isla de Bastimentos.

Nuevo cartel para Pachanga

Todo era increíble en Bocas del Toro: teníamos muchísimo trabajo en un lugar hermoso, rodeados de playas de aguas transparentes, arenas blancas y palmeras, fiesta todos los días y muchos amigos. Pero teníamos que volver a la aburrida Ciudad de Panamá a terminar nuestra “Misión".

Una Misión Tropical
Marquitos, el ingeniero de grabación de los estudios Backline de Panamá City, estaba guardando en su ordenador la pista de guía de una de nuestras canciones en aquella primera sesión de grabación de nuestro segundo disco. Nos preguntó el nombre de la canción, a lo que respondimos: “Mi Son Tropical”. Pero Marcos escuchó mal y guardó la pista como “Misión Tropical”, poniendole fin, sin querer, a nuestra ardua búsqueda de un título para el disco.
Con un Mauricio totalmente limpio (dejó las drogas, el alcohol, la pimienta y las mujeres), aunque un poco más aburrido hay que decir, y con un Faiad enfocadísimo en la música (por primera vez lo veo poniéndole ganas a algo), volvimos al estudio a mediados de enero a terminar de grabar las cuatro canciones que formarán parte de “Misión Tropical”, un disco que ya casi terminamos y que nos ha despertado muchísimas ilusiones.
Esperemos que en la próxima entrada les podamos adelantar alguna canción. Voten y comenten che!


Valerio y la Tama Star Clasic del estudio





El equipo de guitarra de "Misión Tropical": PRS, Fender, Orange y Marshall

Y lo que viene, lo que viene...