jueves, 19 de enero de 2012

San Juan del Sur-Granada: Impresiones


Granada.

Nos fuimos de Nicaragua después de tres meses y medio de recorrer los puntos más turísticos del país: San Juan del Sur y Granada. A continuación, historias, sensaciones e impresiones que nos quedaron después de pasar por este hermoso país centroamericano.

Aquella vieja música de rock (manifiesto kutimbero).
Argentina es un país rockero. Los pibes escuchan rock, los del barrio escuchan rock, las clases populares y los estamentos acomodados de la sociedad escuchan rock. Pero cuando salimos de Argentina nos dimos cuenta enseguida que Latinoamérica no era roquera. El rock es un género marginal en todo el continente de habla hispana (habría que dejar afuera de estas consideraciones a México, que junto con Argentina parecen ser los centros de producción roquera más importantes de los países hispanoparlantes).
El rock en Latinoamérica es un género menor que lo escuchan y lo interpretan grupos reducidos de jóvenes de un nivel socioeconómico elevado y con acceso a la educación media y superior (como en los comienzo del rock argentino, con Spinetta y Charly García como fundadores de una música que nacía en los barrios ricos de Buenos Aires y empezaba a ser tocada por los hijos de las familias adineradas de la capital). Y no es un dato menor mencionar que la educación universitaria de acceso universal y gratuito para todos no existe en casi ningún país de América, y que los costos para acceder a la universidad son elevadísimos.
Nosotros somos esencialmente músicos de rock: crecimos escuchando rock y aprendimos a tocar tratando de emular a nuestro ídolos rockeros: los Beatles, los Rolling Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd, etc. Pero nuestra idea al salir a hacer música por Latinoamérica era nutrirnos de la riqueza musical del continente y alejarnos un poco del rock, de ese rock al que veíamos en un callejón sin salidas, carente de ideas, carente de frescura e innovación y que, a su vez, es un ritmo que no es autóctono de acá; es una música foránea que hemos apropiado, adaptado y consolidado hasta hacerla nuestra.
En mi caso particular, me terminé de alejar del rock cuando dejé mi guitarra eléctrica para tocar la acústica durante más de dos años de vida nómade. Pero cuando por fin tuvimos bajo, con la llegada de Federico hace unos meses, se hizo imperante que vuelva a tocar la eléctrica (que venía cargando al pedo durante muchísimo tiempo) y darle un tinte un poco más profesional a la banda. Y con la guitarra eléctrica y el bajo, nuestro amor por esa vieja música de locos llamada “rock” fue renaciendo con muchísima fuerza.
Pero para sonar “rockeros” nos faltaba algo importante. Justo después del accidente que tuvimos cuando íbamos a tocar en la televisión nicaragüense, aprovechamos que estábamos cerquita de Managua y fuimos a comprar un amplificador de guitarra, alentados por esa sensación de que casi habíamos perdido la vida y los gustos hay que dárselos aquí y ahora. Así fue como me conseguí “El Artigas”, un hermoso amplificador Laney valvular de 15 watts, con lo que la banda viajera terminaba de equiparse.
Y el dato que no quería dejar pasar era que nunca ninguno de los tres kutimba había estado tan bien equipado en su vida: además de que por primera vez tengo un amplificador valvular, Valerio nunca había tenido todos sus platos Zidjian (la mejor marca de platillos) y Federico nunca había tenido un buen amplificador de bajo como su flamante Ampeg. Y todo este equipo llevado en la espalda y en las manos por cada rincón del continente, de bus en bus, de taxi en taxi, de boliche en boliche.
Por otro lado, la falta de la percusión de Mauricio y el sonido valvular saturado del amplificador empezó a determinar la música de nuestro repertorio: ya la salsa, la cumbia y el samba brasilero, partes importantísimas de nuestro show, no sonaban tan bien. Así fue como nuestra música empezó a direccionarse cada vez más hacia el rock, pero sin perder el sabor latino.
Todo ocurrió un día como cualquier otro en el bar Black Whale de San Juan del Sur, cuando estábamos armando todo el sonido y el equipo en el escenario para tocar a la noche. Teníamos una actitud cansina, lenta y desganada, propia del que tiene un arduo trabajo por delante. Pero en medio del trajín, comenzó a sonar “Stiff Upper Lift” de AC/DC, a todo volumen. De repente, comenzamos a sentir una inusitada energía que salía de adentro, de nuestra sangre roquera. Esa noche estrenamos nuestra versión de “Highway to Hell” de AC/DC, marcando la nueva tendencia kutimbera y la vuelta a nuestras raíces rockeras. Claro que después seguimos con “El Auto Rojo” de Vilma Palma y el poco rock que teníamos se nos fue al carajo.

En el bar "Imagine" de Granada.





Malestar en "Bienestar"
En noviembre, San Juan del Sur salió del letargo en que estaba inmerso por causa de las lluvias y la temporada baja. El sol de noviembre daba comienzo a una nueva temporada que arrancaba tímidamente pero que crecía día a día hasta explotar, según dicen, a fin de diciembre y enero, momento de mayor movimiento turístico en todo Centroamérica.
Pero un cierto malestar se fue apoderando de nosotros por aquellos días finales en la “Casa Bienestar”, la casa que nos habían asignado dentro del resort cinco estrellas “Pelican Eyes” de San Juan del Sur.
El lujo y confort de la “Casa Bienestar” nos había enceguecido del hecho de que habíamos perdido nuestra libertad el día que aceptamos el contrato con el “Pelican”. Esa libertad por la que tanto habíamos luchado y que supimos conseguir cuando largamos todo a la mierda y dejamos la esclavizante Buenos Aires a principios del 2009, se había esfumado de un plumazo. Habíamos quedado en una relación de dependencia con el Resort y teníamos que obedecer órdenes descabelladas de la gerencia, como tocar para nadie tres veces por semana o que nos avisen que teníamos que tocar media hora antes del show.
Además, tocar para los ricos siempre fue aburrido, pero ahora la situación era insoportable: teníamos que tocar para unos pocos gringos millonarios que, para colmo, nos daban la espalda mientras miraban football americano y comían hamburguesas.
La vida en San Juan se volvió monótona, aburrida y hasta molesta. En el Resort no nos daban ni agua potable, ni gas para cocinar. Y la comida del buffet de empleados que nos ofrecían como parte de pago, si digo que es pésima me quedo corto: todos los días frijoles con arroz y un banano hervido que ni los perros se lo comían. Cuando teníamos suerte nos daban un plato de la comida típica nicaragüense, el famosísimo “Gallo Pinto”, que es arroz con frijoles pero cocinados juntos, todo mezclado (por dios, cómo extrañamos el asado!). Y los días que se comía bien era cuando nos daban las sobras del festín que se habían dado los gringos en el restaurant días pasados, que ni siquiera eran de la noche anterior.

El Cristo de San Juan.


Atardecer en San Juan.


"Asesinato en San Juan", by F. Borges (todas las fotos son del Fefo y todas las hojas son del viento, no se olviden).
Lo único que nos salvaba y nos inyectaba una cuota de adrenalina en nuestra estancia en San Juan, era un show semanal que hacíamos en el bar Black Whale, guarida de locos, hippies y mochileros, público kutimbero por excelencia. Además, ese show en el Black Whale era nuestra única entrada de plata semanal, que variaba entre 60, 90 y hasta 120 dólares para los tres, cuando era una buena noche.
Pero la “Casa Bienestar” también tuvo su lado positivo: nos sirvió para ensayar y agregar material original (y varios covers también) a nuestro repertorio: a “El Pibe” y “Misión Tropical”, que eran hasta el momento las únicas dos canciones originales que tocábamos en vivo, sumamos “Agua de Rosas”, “Uma Nota Mais” y la nueva “Latinoamericano”.
Noviembre llegó a su término y dimos fin al contrato con el “Pelican”. Decidimos volver a la ruta, volver a ser libres e independientes y buscar un nuevo destino con mejores posibilidades laborales.


Granada explota!


Nos quedaban unos días en Nicaragua antes de salir para Honduras, donde queríamos pasar las fiestas de fin de año, y todavía nos faltaba mucho por conocer de este hermoso país centroamericano. Mejor dicho, no conocíamos nada de Nicaragua, solo San Juan del Sur. Y sobre todo, nos faltaba visitar el centro turístico más importante del país, la ciudad colonial de Granada.
Pero antes teníamos que resolver el tema “hospedaje”. Dos meses y medio de tocar en San Juan del Sur no nos habían dejado casi nada de ahorros, y tirarse a otra ciudad desconocida, sin shows confirmados y pagando un hotel, era casi un suicidio.
Pero en San Juan del Sur tuvimos la suerte de cruzarnos a Zafron, una chica que habíamos conocido en San José hacía un tiempo. Casualmente, ella había conseguido trabajo en un lugar llamado “Treehouse El Poste Rojo”, un hostel metido en la selva a diez kilómetros de Granada. Cuando le preguntamos sobre la posibilidad de hacer algún tipo de canje con el hostel, no dudó un segundo en contactarnos con Chad, el dueño de "El Poste Rojo". Chad, que organizaba fiestas regularmente en el hostel, acogió la idea calurosamente: nos ofreció quedarnos todo el tiempo que quisiéramos en una habitación privada para cada uno, con el desayuno y la cena incluida, a cambio de un show semanal.
Así fue como pasamos de vivir dos meses en un hotel cinco estrellas, con todos los lujos, a dormir en unas precarias casas hechas con tablones de madera en medio de la selva, con un agujero en el piso como baño y sin agua corriente.
Pero el “Poste Rojo” era, a pesar de todo, un lugar hermosísimo. Inmersos en la naturaleza, dormíamos en casas construidas entre los árboles y por las mañanas nos despertaban los monos aulladores; tomábamos el desayuno en el bar, que quedaba arriba del cerro, con una vista espectacular de la selva nicaragüense, y por las noches teníamos la cena comunal con los voluntarios -que trabajaban allí a cambio de hospedaje y comida- y con los huéspedes.

Uno de los miradores de "El Poste Rojo".

El puente colgante de 50mts que adorna "El Poste Rojo".

El gringo Chad, dueño del "Poste Rojo".

El “Poste Rojo” era el típico lugar para gringos. Los gringos suelen rejuntarse en ciertos bares y hostels donde quedan indemnes a cualquier contacto con los locales o turistas de habla hispana. En esos lugares nadie habla español y se cagan en que estén viviendo, trabajando o simplemente transitando por un país donde se habla otro idioma. Tenés que saber inglés para pedir una habitación o una cerveza, cosa exasperante.
Por eso, nuestra estancia de casi tres semanas en el “Poste Rojo” fue también un poco aburrida. Por más que uno hable el inglés, entre los gringos y los latinos hay una barrera cultural demasiado grande que nos impide mancomunar demasiado. Reflejo de esto fueron nuestros sobrios shows en el hostel, con un público que no respondía a nuestra música. Solo logramos exaltar a los gringos cuando tocamos música de “ellos”, como algún cover de Green Day o Sublime, momento que aprovecharon para reavivar una vieja tradición del Poste Rojo: atravesar en pelotas el puente colgante de 50 metros que va desde el bar al “Yoga Deck”.

Con una de las "voluntarias" del Poste Rojo.
Pero, por suerte, también conseguimos trabajo en diferentes bares de Granada, una ciudad con una gran vida nocturna. El centro de Granada esta lleno de bares y restaurantes, muchos de ellos con música en vivo, donde pudimos fácilmente introducirnos en “la movida” y hacernos conocer.
En Granada tuvimos unos shows mágicos y un público increíble, sobre todo en el bar beatle “Imagine” y en el restaurant “La Hacienda”, en donde Kutimba pudo dejar su impronta rockero-rumbera en el recuerdo de mucha gente queridísima de esa hermosa ciudad.


Una de las tantas iglesias de Granada.




Hablando de gente querida de Granada, "La Maché", fana de Kutimba.



Después de nuestro último show en Nicaragua, en "La Hacienda" de Granada, con una granadina y el gran "Cucaracha".

10 comentarios:

  1. Excelente las fotos!!! El mirador, soñado.
    Viva el rock! Abrazos!!!

    Tía J

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  2. suerte chicos! buenas vibras y muchos éxitos

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  3. Muy buenas Fotos!quiero la letra de LATINOAMERICANO!!!!
    Abrazo!!

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    Respuestas
    1. Gracias Rope querido!! A pleno las fotos del grone...quiere competir con vos me dijo...jaja. En la próxima entrada publicamos la letra de Latinoamericano, muy significativara para mi por cierto, ya te contaré por qué. Abrazo!

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  4. Lindas Fotos, los esperamos de nuevo!

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  5. A pleno gurises felicidades, ger

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  6. los felicito! excelente las fotos y la cronica. Pero lo mas valioso es la capacidad de recuperacion de la banda y la busqueda permanente. La musica no se acaba! los quiero. Vuelvan pronto! Lisa, ademas de excelente musico, sos muy buen periodista!

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  7. Que mal que la pasan, amigachos!!!!
    les deseo lo mejor, aguante la música en todos sus formatos, sigan componiendo de lo lindo !!!

    Abrazo enorme a los 3 !!!

    El Seco

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  8. si vuelve el rock, vuelven los dicípulos... que ganas de estar en medio de la selva con un agujero como baño! posta.
    compongan, aprovechen!
    abrazo de gol!
    lenzo

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  9. Jaja, el único que se acuerda de los Discipulos!! Se viene Kutimba con todo. Tenemos 3 canciones nuevas que nos gustan mucho y que vamos a grabar ni bien podamos, y son onda Discipulos eh!! Gracias Lea querido!

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