martes, 27 de marzo de 2012

De Argentina a Honduras en tres años

Una postal del viaje: la canasta de propinas, los discos y la cervecita.

El 29 de marzo del 2012 se cumplen tres años del día en que empezamos a viajar, del día en que empezamos a vivir plenamente, del día en que todo se transformó en música y todas nuestras energías fueron direccionadas a nuestras pasión, esa hermosa profesión que nos ha dado siempre un techo y un plato de comida, y hasta nos ha brindado un elevado nivel de vida que no gozábamos en nuestro país.
Cuán difícil parecía nuestra meta, vivir de la música, el día en que nos subimos a ese bus directo de Buenos Aires a Viña del Mar, un 29 de marzo como éste. Durante cuantos años vivimos una vida frustrada, una vida que no era la nuestra, ya sea estudiando una carrera universitaria más por un dictamen social o familiar que por propia convicción, trabajando de cadete, liquidando sueldos en el microcentro porteño o atendiendo viejas de mierda de barrio norte que descargaban toda su depresión cuando se enfrentaban con nosotros en el locutorio-ciber que casualmente unió nuestras vidas en un destino común.
Y que oscuro se veía el panorama al ver tantos músicos de un nivel de excelencia, como el de mis profesores del instituto de música donde cursé mis estudios, que tenían que vivir de dar clases y que por ahí daban uno o dos conciertos mensuales al que concurríamos unos pocos alumnos después de sus insistentes invitaciones.

En la TV nicaraguense.
Hoy "viajar" ya se ha transformado en un modo de vida más que en una aventura esporádica de escape de la rutina. Y cada lugar recorrido, visto en retrospectiva, ha significado para nosotros una importante etapa en este camino de liberación, autosuficiencia, dedicación y profesionalización en el arte musical.
Comenzamos en Chile, sin casi haber tocado juntos, con muchos miedos e inseguridades, arrancados de la calidez del hogar y arrojados a lo desconocido en un lapso de veinte horas (lo que duró el bus Buenos Aires-Viña del Mar). Chile fue el lugar donde dos extraños, unidos por una fuerza que ya no podemos llamar "casualidad", tuvieron que enfrentarse a sus miedos y limar sus diferencias para poder sobrevivir y llevar adelante este proyecto, que empezó en las calles de Valparaíso con una guitarrita y un pequeñísimo set de percusión, pidiendo limosnas por los bares de la bohemia chilena.
Al mes de andar viajando, llegamos al Perú y al Cuzco. Después de haber recorrido casi todo el continente, no hemos encontrado un lugar más lindo y más mágico que el Cusco. Y cuando hablamos del Cusco con otros viajeros que han estado allí, siempre surge la palabra "magia" para describir a la otrora capital del imperio incaico.
En el Cusco pasamos seis meses mágicos (valga la redundancia), tal vez los mejores de nuestras vidas. Cuzco fue como una incubadora donde nos forjamos como músicos y como grupo, donde nos preparamos profesionalmente para afrontar lo que venía. Pero lo más importante de Cuzco fue la gente que conocimos, los amigos que llegaron a nuestras vidas. Entre ellos estaban Mauricio y Javier, con quienes formamos "Pachanga", la banda con la que grabaríamos nuestro primer disco y con la que seguiríamos de gira hasta Colombia. Nuestro encuentro, como mi anterior encuentro con Valerio, fue por una razón, fue por algo que nada tiene que ver con lo fortuito. Gracias a ellos dimos rienda suelta a nuestra creatividad y pudimos plasmar nuestros conocimientos en sus ideas, llegando a crear cosas tan simples como nuestra cumbia "El Pibe", hasta cosas más elaboradas como nuestra salsa-rock "Magalí". Como dice una de las leyes espirituales de la India, "las personas que llegan siempre son las correctas". 

Mauricio y el "Nenei" Faiad en Cusco.

Con Javier Toro (izq.) y Juancito Rioja (der.) en Cusco.

Después vino Ecuador y Montañitas, en lo que fue nuestra etapa de profesionalización. En el bar Caña Grill de Montañitas tocábamos todos los días para mucha gente, con tres bandas diferentes, cumpliendo rigurosos horarios de ensayos. "Fatiga" y "hastío" son las dos palabras que me vienen a la mente cuando pienso en esos cuatro meses de "Montañitas". Pero, a su vez, Montañitas también significó un crecimiento musical y personal, derivado del vivir la música como una profesión como cualquier otra, con jefes, horarios y un salario que recibíamos al final de la semana.
Colombia quedaría marcada en nuestra memoria como el cierre de una etapa, el fin de "Pachanga", y el comienzo de un proceso de transición. Con lo que quedó de Pachanga (Mauricio, Valerio y yo), armamos un show acústico que bautizamos como “Ché Trío”, banda que tuvo muchísima aceptación en el público colombiano y que se especializaría en hacer covers de rock argentino.
Pero no conformes con hacer solo covers, decidimos que teníamos que grabar otro disco de canciones originales, otro disco que nos representara, del cuál estuvieramos orgullosos. Y todas las oportunidades para cumplir este objetivo se dieron en Panamá.
Con la inestimable ayuda de Mónica, que nos alojó en su casa, y tres shows fijos semanales que nos salieron, obtuvimos el terreno óptimo para ensayar y juntar la plata para la grabación. Mientras tanto, la vida se encargaría de llevarnos al mejor estudio que hubieramos podido obtener con nuestro dinero y nos juntó con los músicos que tenían que estar en nuestras canciones. Este nuevo disco, que tal vez sea lo más importante que hemos hecho en nuestras vidas, dió origen a un nuevo proyecto musical, al que denominaríamos Kutimba.

Pachanga en Montañitas.


En Cartagena


Hablando de que la gente que llega es la correcta: con Yankel Dickerman en la isla de Chichimé (Panamá).


En Costa Rica perderíamos a nuestro amigo y percusionista Mauricio Gómez, pero la vida nos daría un nuevo empujoncito anímico, como diciendo "no pasa nada muchachos, sigan adelante", poniendo en nuestro camino a Federico Borges, un viejo amigo que se sumó a la banda para agregar un elemento fundamental para nuestra música, el bajo, con lo cual la banda se afianzó y nuestra música se elevó a otro plano.
En Nicaragua quedamos nuevamente en formato trío, pero ahora "Power Trío" (nada de mariconadas acústicas), encarando una nueva etapa musical, con el objetivo claro de dejar de ser una banda de covers y grabar un nuevo disco.
Hoy nos encontramos en Honduras, más precisamente en la isla caribeña de Roatán, pero esa es otra página de nuestra historia que contaremos en breve.

Entrevistados por la TV nicaraguense después del accidente que sufrimos camino a Managua.

Sesión de fotos para el disco de Kutimba en la Ciudad de Panamá.

San Juan del Sur (Nicaragua).

Y nos vamos con una entrevista que nos hizo nuestro amigo Pipo, en Bocas del Toro, en enero del 2011, para un documental sobre viajeros. Aquí respondemos a la pregunta "Por qué viajamos?". Gracias a todos por seguir ahí, por leer el blog y apoyar este proyecto.