martes, 1 de mayo de 2012

El golazo de Roatán!

Buceando en Roatán

Después de fin de año, veníamos de una racha de malas decisiones que nos habían significado una merma importantísima en nuestros ya magros ahorros. Tras pasar unas amarguísimas fiestas en Tegucigalpa, teníamos que elegir un destino turístico en donde aprovechar la temporada alta para ahorrar unos pesos porque, después de Semana Santa, se viene el bajón en todo Centroamérica y no queda nadie en ningún lado. Era de urgencia hacerse de un dinerillo que nos permita afrontar los gastos de casa, transporte y comida que se venían en abril.
Y en Honduras, hay tres destinos turísticos importantes: las ruinas mayas de Copán y las islas de Utila y Roatán, sobre el mar caribe. Copán ya estaba en nuestro itinerario para más adelante, porque queda cerca de la frontera con Guatemala, así que había que decidir a qué isla ir. Después de preguntarle a muchísima gente, nos decidimos por Roatán, un lugar de mucho poder adquisitivo y plagado de exclusivos Resorts, muy diferente a la bohemia y más pequeña isla de Utila.
Llegamos a Roatán los primeros días de enero después de un cansador y carísimo viaje, que incluyó un bus de ocho horas desde Tegucigalpa al puerto de La Ceiba, una noche de hotel en La Ceiba, un Ferry de dos horas a través de un agitado mar caribe que nos hizo vomitar hasta el desayuno del día anterior, y varios taxis. Después de pagar una nueva noche de hotel en el “Valeri”, el hotelucho más barato de la isla, no teníamos casi más nada en los bolsillos. Y todo se agravaba con la situación de Valerio, que había perdido todos sus ahorros en un hotel de Managua, una semana atrás.
Pero, como siempre, en los momentos apremiantes aparece la magia. Ni bien salimos a dar la primera vuelta por la noche de West End, el pueblo más turístico de la isla, nos dimos cuenta de que Roatán había sido una buena elección. West End constaba de unas pocas calles de tierra, pero su calle principal, sobre la playa, se encontraba desbordada de bares que invitaban a turistas y locales, en su mayoría gringos, a gastar sus cuantiosos dólares. Eran las condiciones óptimas para Kutimba.
En esa primera noche en la isla comenzó este capítulo de la historia kutimbera, cuando conseguimos un toque para el día siguiente en el Booty Bar. Después de ese primer show, toda una isla ávida de nuevas cosas y repleta de gringos adinerados se enteró de la llegada de unos músicos argentinos que armaban la “party”.

Atardecer en Roatán.

Kutimba en Booty Bar.

En Roatan viven unas 80 mil personas, en su mayoría negros, descendientes de los esclavos que trajeron los primeros colonizadores ingleses y españoles. Pero también es un lugar de retiro para muchos canadienses y estadounidenses, que eligen la isla para ponerse un pequeño negocio, como un bar o una tienda de buceo, y así pasar una vida relajada de playa y cerveza, alejada del stress de las grandes urbes. Uno de ellos era Stu Cook, bajista del histórico Creedence Clearwater Revival, que en ese momento, casualmente, estaba de gira por Argentina y Sudamérica.
Pero el protagonista de la escena musical de la isla era el gran Brion James, un experimentado guitarrista y cantante de Seattle, que había llegado a hacer giras con grupos como los Rolling Stones y Bon Jovi, pero que al acercarse a su sexta década de vida había decidido mudarse a la isla para disfrutar de las regalías que le brindaban sus composiciones y trabajos como productor y músico de sesión. Y como hobbie, también se había armado su banda de covers, la única de la isla, que era requerida por todos los bares y Resorts de Roatán. Pero claro, la temporada alta en la isla demandaba más shows de música en vivo y nosotros caímos como anillo al dedo, sobre todo con nuestra mezcla de rock y música latina que tanto les atraía a los gringos.
Enseguida empezamos a tocar en todos lados (tocamos hasta en el estacionamiento del Shopping), pero fueron Sundowners y Bananarama los lugares que nos pusieron fijos a tocar todos los viernes y sábados respectivamente, contratos que nos dieron la seguridad para alquilarnos dos casitas, una para Valerio y Federico, y otra para mí y mi compañera Gisella (los hippies le dicen “compañera”).






Kutimba en Sundowners

 

Después de analizar el panorama, decidimos quedarnos en Roatán hasta Semana Santa y así aprovechar los casi cuatro meses de la temporada alta. No queríamos comernos otro “fin de año en Tegus” y desaprovechar las oportunidades laborales que nos brindaba Roatán, donde nos pagaban bien y, además, recibíamos el plus de unas jugosas propinas que recaudaba Gisella mesa por mesa. A esto se sumó la venta record de discos de Kutimba: más de cien discos vendidos solo en Roatán, cantidad mayor a la que vendimos durante todo el viaje.
Nuestros días en esta paradisíaca isla pasaron inmersos en un relax envidiable. Después de tocar entre dos y tres veces por semana, nos quedaba muchísimo tiempo libre para ir a las hermosas playas que rodean la isla, como la de West Bay, en donde nos bañábamos en aguas cristalinas y snorkeleábamos sobre la segunda barrera de coral más grande del mundo.
Roatán también es famoso por ser una de las mecas del buceo internacional, con una de las tarifas más bajas del mundo. Federico y Valerio tuvieron la oportunidad de realizar esa experiencia increíble, buceando entre las barreras coralinas llenas de peces, langostas y tortugas (yo me quedé con las ganas por una infección en el oído).

Fotazo del negro: "Templando La Poderosa".

En abril llegó la tan esperada Semana Santa y Roatán se llenó de gente, como nunca en el año. Pero después de esos días intensos, en los que trabajamos muchísimo, la isla quedó casi vacía y nuestros días en Roatán estaban contados.
Los últimos momentos en la isla los pasamos rodeados de amigos, música y playa, lo que nos hacía muy difícil la decisión de seguir viaje. El 14 de abril festejamos mi cumpleaños número 31, asadito de por medio, junto a los chicos de Ñan-ta, otra banda de músicos argentinos que cayó a la isla y con la que trabaríamos una gran amistad. Y dos días después, tendríamos nuestra fiesta despedida en uno de los lugares más lindos de la isla: el Resort-bar “Lands End”. Allí se hicieron presentes todos los músicos de Roatán, con los que compartimos varias canciones arriba del escenario. Fue una hermosa despedida, que además nos valió nuestras últimas dos noches en la isla en dos habitaciones de lujo frente al mar, dentro del Resort.
El objetivo por el que habíamos llegado a Roatán había sido logrado y con creces. Después de tres meses y medio en la isla, habíamos ahorrado un dinero para seguir viajando tranquilos por un tiempo, sobre todo pensando en comprar un boleto de avión a Argentina en noviembre.
Hacía mucho tiempo que no trabajábamos tan bien con la banda, más precisamente desde la llegada de Federico, hacía un año atrás en Costa Rica. Después de la desilusión de Costa Rica, en cuanto a expectativas laborales, y de nuestro paso por Nicaragua en plena temporada baja y sin haber hecho un peso, llegó el “golazo” de Roatán.







9 comentarios:

  1. Me ecnantan las historias y relatos!!! sigan asi!

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  2. Que alegría! Que lugar hermoso y que bueno que ademas de disfrutarlo les ha dado este empujón, se han recargado de energia para esperar la nueva temporada.
    Un abrazo y sigan asi! Actualicen mas seguido, que no decaiga!
    Nachito querido!

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  3. Uh! que cagada! si hubiera sabido que estaban en Roatán no me hubiera ido para los cayos cochinos!! me perdí el tomar una cervezas bajo buena música. Que bueno que disfrutaron de este pedazo de paraíso de nuestra Honduras.

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  4. Terminé de leer y dije: uff! Termina ahí?
    En la marcha siempre hay rachas buenas y malas, lo importante es el camino!
    Actualicen más seguidos! Abrazos,
    Tía J

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  5. Hola chicos! Me encanta leer vuestras aventuras :)
    El otro día arreglando la habitación apareció una campana de la bateria de Valerio y me acordé de vosotros, me alegra saber que os va bien, a seguir así :) arriba gualeiguaychú! jaja
    Besitos
    Móni

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  6. Che manga de mamertos pongans eun par de fotos del lugar!!!!
    Abrazo, sigan asi!
    El Rope-

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  7. Espectacular, me alegra mucho saber que les está llendo bien che. Les mando un abrazo grande y que siga la buena racha.

    Pablo Machao

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  8. que bueno el relato! ustedes logran vivir de lo que aman que es la musica y disfrutar plenamente de la naturaleza. Los felicito. Que buenas las fotos! Lisa, cada vez escribis mejor. Que siga el show y la aventura!
    Estoy muy cerca. Un abrazo

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  9. hola hola hgola1! bueno me puse al día! hacía banda que no leía el blog.. asi que me he leido todo.. he llorado tambien... a ver q no seas pura promesa eso de venirse aunke sea unos dias! ..bueno pibes de mas! todo lo que sigue pasando esta genial! que la vida les siga dando alegrias! los quierooo !! exitoS!! mas quiero a valo no? es obvio!!! jaj chaooo

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